7 jun 2007
Sofía Coppola
Polifacética donde las haya, el último eslabón de la saga Coppola se ha desarrollado como actriz, guionista, productora y diseñadora de vestuario. Sin embargo, las raíces le han llevado a triunfar en la dirección, tras la estela de su padre.
Hija del director Francis Ford Coppola, Sofía se vio inmersa en la industria cinematográfica desde su más tierna infancia. Siendo aún un bebé, apareció en una de las más importantes películas de su progenitor, El Padrino (1972). Esta no sería más que la primera de una larga lista de apariciones en los filmes de su padre, muchas veces acreditada como “Domino”: El Padrino II (1974), Rebeldes (1983), La ley de la calle (1983), Cotton Club (1984) o Peggy Sue se casó (1986). Directores como Tim Burton la reclamaron también para formar parte del reparto de títulos como Frankenweenie (1984).
Tratando de abrirse camino en otras facetas de la profesión, se estrenó como guionista en 1989 escribiendo un fragmento de Historias de Nueva York y como diseñadora de vestuario en El espíritu del 76 (1990), una comedia retro escrita por su hermano Roman.
Delante de las cámaras, se atrevió con un papel más importante en El Padrino III (1990), por el que obtuvo las malas críticas que le llevaron a replantearse su carrera. Esta reprimenda mediática fue en realidad lo mejor que podía haberle ocurrido a la neoyorkina que, desde lo más bajo, se atrevió a hacer aquello que había mamado desde chica: Dirigir.
Su debut llegó en 1998 con el corto Lick the star, que le daría la oportunidad de conocer el lenguaje cinematográfico y experimentar hasta encontrar su propio estilo, que quedó patente en su primer excepcional largometraje, Las vírgenes suicidas (2000). La historia agridulce sobre la vida de unas bellas hermanas puso de manifiesto su capacidad para sumergirse en las profundidades de la psique humana y crear unas atmósferas sutiles y desgarradoras.
Su segunda película, Lost in translation (2003), protagonizada por Bill Murray y una jovencísima Scarlett Johanssonn, le reportaron un Globo de Oro a la Mejor película de comedia y al Mejor guión. Menos conocido es que, ese mismo año, la galardonada directora creó y produjo una serie para televisión, basada en la vida de dos hermanos que poseen un sello discográfico de hip hop.
La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas no quiso dejar de resaltar su trabajo ese año distinguiéndola con un Oscar al Mejor guión original y nominándola en la categoría de Mejor directora, siendo así la tercera mujer en la historia de los premios que aspiraba a semejante distinción.
Con su último filme, María Antonieta (2007), la joven emprende un cambio de registro y se atreve con el género histórico, haciendo una revisión innovadora de la figura de la legendaria reina de Francia. Esta tercera película es sin duda su más ambiciosa empresa, con la que pone su talento en manos del público y de la tan a menudo temida crítica.
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